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Las líneas maestras para la recuperación de la economía española

Shutterstock / Santiago Cornejo

Jorge Hernando Cuñado, Universidad Nebrija

El coronavirus sigue siendo el principal problema sanitario y económico de los países de la Unión Europea. En España, tras el aumento de los contagios durante las celebraciones navideñas, la incidencia había ido disminuyendo. No obstante, acabando el primer trimestre de 2021 esa bajada se ha ido frenando y se observa con preocupación la emergencia de una cuarta ola de covid-19 en Francia, Italia y Alemania.

La CE confía en la recuperación de España

En cuanto a la economía, las previsiones de la Comisión Europea son optimistas para España. Se espera que su PIB crezca un 5,6% en 2021 y un 5,3% en 2022. Eso la convertiría en la economía de mayor crecimiento en toda la UE, por encima del 3,7% de la media europea. La española fue la economía que más cayó en 2020, con un 11%. Ahora bien, estas previsiones están sujetas a que el país cumpla con el plan de vacunación contra la covid-19.

La inmunización de los españoles es un elemento clave para el crecimiento económico y por ello, todos los esfuerzos deben ir dirigidos a alcanzar los objetivos de vacunación fijados. Se considera que cuando el 70% de la población esté vacunada podremos estar cerca de lo que era la antigua normalidad.

Debido a las medidas restrictivas, prohibiciones y confinamientos, se espera un estancamiento, o incluso una caída del PIB, en el primer trimestre del año.

Perdida la Semana Santa, el objetivo es llegar al verano en las mejores condiciones posibles. Recordemos que la pandemia ha afectado de una manera muy profunda a sectores económicos clave de la economía: turismo, hostelería, ocio, comercio, transportes. Las previsiones de la Comisión se basan en su recuperación gracias a la vacunación.

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Mercado laboral y deuda pública: los grandes retos de la economía

La recuperación del empleo será más lenta que la del Producto Interior Bruto. Los grandes perjudicados por la crisis del coronavirus están siendo los jóvenes españoles: en 2020 la tasa de paro juvenil fue del 40,1% en España, muy por encima de las de sus vecinos europeos.

Muchos de estos trabajadores jóvenes lo hacen en sectores que están siendo muy castigados por la pandemia (hostelería, comercio, turismo) lo que provoca estos grandes incrementos en el desempleo. Otro problema importante es la falta de formación en áreas demandadas por el mercado laboral.

Más allá del desempleo juvenil también hay que tener en cuenta los ERTE, que afectan a unos 800.000 trabajadores a día de hoy y que, en principio, acaban el próximo 31 de mayo. Habrá que ver si se prolongan de nuevo cuando llegue ese momento.

Otro de los problemas importantes a los que se enfrenta la economía española es el gran aumento de la deuda, como consecuencia de las medidas adoptadas durante la pandemia. La deuda pública alcanzó un 117,3% del PIB, un nivel no visto en España desde 1902.

El Banco Central Europeo ha respaldado la deuda soberana de los países europeos mediante la compra masiva de bonos. Esto, unido a un entorno de tipos de interés reducidos, alivia la carga financiera de la deuda. No obstante, una vez pasada la emergencia económica provocada por la pandemia, es fundamental optimizar el gasto e ir reduciendo esos grandes niveles de endeudamiento.

Cambios estructurales para una economía competitiva

La economía española debe ir adaptándose a un modelo económico caracterizado por la digitalización, la transición energética y la sostenibilidad. La creación de empleo y el crecimiento económico futuros van a provenir de esas áreas y por ellos los centros de formación, las universidades y las empresas deben innovar y enfocarse en estos ámbitos.

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Que la crisis provocada por la covid-19 no suponga una brecha para toda una generación depende de que tanto la formación como la economía se adapten a estos nuevos desafíos.

De hecho, el fondo de recuperación europeo, el instrumento con el que la UE intenta mitigar los efectos económicos de la pandemia, tiene dos ejes principales, que suponen el 70% del importe de los fondos. Uno es la transición energética, con el objetivo de obtener unos modelos económicos más sostenibles, y el otro es la digitalización.

Otro reto importante es paliar los efectos de la despoblación en grandes áreas del territorio, en la llamada España vaciada. Es necesario dinamizar económicamente esas regiones ya que eso podría suponer parte de la solución al elevado paro juvenil.

El fondo de recuperación europeo podría emplearse para salvar las enormes brechas existentes entre el mundo rural y las ciudades. También hay que implementar más medidas para aumentar la natalidad, esta cuestión es básica para el futuro de la economía.

La pandemia de covid-19 se acabará, tal y como pasó con la gripe española de 1918, que duró dos años y despareció el verano de 1920. Ahora, será la vacunación el catalizador que acercará a los españoles a la normalidad económica y a la recuperación.

En este sentido, países como el Reino Unido, donde más de la mitad de la población adulta ya ha recibido la primera dosis de la vacuna, parten con ventaja.

En definitiva, el crecimiento económico español va a depender de la aplicación de reformas estructurales que eleven la productividad, solucionen el grave problema de desempleo, reduzcan la deuda pública, ayuden a detener el acusado descenso de la natalidad y resuelvan el problema de despoblación que sufren gran parte de las regiones de España.