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Sputnik V: ¿la vacuna rusa al rescate de Europa?

Sarah Schiffling, Liverpool John Moores University y Liz Breen, University of Bradford

Cuando el presidente ruso, Vladimir Putin, anunció el 11 de agosto de 2020 que el organismo regulador de la salud del país se había convertido en el primero del mundo en aprobar una vacuna de covid-19 para su uso generalizado, la noticia fue recibida con escepticismo. No se habían realizado ensayos sobre la seguridad y eficacia de la vacuna.

Aunque la recepción inicial de la Sputnik V fue crítica, en febrero de 2021 se comunicaron los resultados preliminares de los ensayos de fase 3 con una tasa de eficacia del 91,6 %: el porcentaje de reducción de la enfermedad en un grupo de personas vacunadas en comparación con un grupo no vacunado en las condiciones del ensayo.

Los resultados científicos fueron claros. Un comentario publicado en The Lancet concluyó: “Otra vacuna puede unirse ahora a la lucha para reducir la incidencia de la covid-19”.

Aunque es poco probable que el impacto de la Sputnik V rivalice con el del Sputnik 1, el primer satélite de la historia que desencadenó la carrera espacial, sigue siendo un producto importante en un momento en que se necesitan vacunas con urgencia.

Además de significar “satélite” en ruso, Sputnik también significa “compañero de viaje”. Cada vez son más los países que quieren salir de la pandemia usándola como una de sus opciones.

Sputnik V utiliza una plataforma de vector viral –que utiliza un virus inofensivo para introducir material genético del virus que causa la COVID en su sistema inmunitario– como hacen las vacunas de Oxford/AstraZeneca y Johnson & Johnson. Fue desarrollada por el Instituto Nacional de Investigación de Epidemiología y Microbiología de Gamaleya, que también ha participado en el desarrollo de vacunas contra el ébola y el MERS.

Sputnik V tiene dos ventajas fundamentales que facilitan su distribución: es una de las vacunas más baratas y puede transportarse fácilmente. Con un precio de 10 dólares (8,3 euros) por dosis –el mismo que el de Johnson & Johnson–, Sputnik V solo es superada en coste por la vacuna de Oxford/AstraZeneca, que cuesta 4 dólares (3,3 euros) por dosis. Esto significa que Sputnik V es más accesible para muchos países que luchan con el coste de la vacunación de su población.

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Trabajadores con cascos descargan un cargamento de vacunas Sputnik V.
Las dosis de Sputnik V llegan a Bolivia. La vacuna está disponible en 57 países diferentes.

Al igual que la vacuna de Oxford/AstraZeneca, Sputnik V no requiere un almacenamiento especializado. Su versión líquida puede almacenarse a temperaturas de congelador doméstico. Se está desarrollando una versión que se puede almacenar a temperaturas de nevera y también existe una versión en polvo.

El menor coste y la menor complejidad de la logística de Sputnik V, que en un principio se consideraba una forma de hacer llegar fácilmente la vacuna a las regiones remotas de Rusia, está atrayendo también a muchos fuera del país.

Diversificación del suministro

Muchas cadenas de suministro de vacunas tienen actualmente problemas. Recientemente, Moderna redujo a la mitad una entrega programada a Canadá por problemas de capacidad de producción . India, que se enfrenta a un pico de casos, está utilizando su producción de vacunas principalmente para el mercado nacional, pues detuvo las exportaciones en marzo de 2021. En Estados Unidos, 15 millones de dosis de Johnson & Johnson tuvieron que ser desechadas tras un error de la fábrica.

La vacuna de Oxford/AstraZeneca está restringida a ciertas edades en algunos países, mientras que Johnson & Johnson aplazó su lanzamiento en Europa debido a los infrecuentes efectos adversos detectados. Todo esto pone presión adicional en la cadena de suministro de Pfizer/BioNtech.

Estos problemas han demostrado la importancia de trabajar con una serie de proveedores de vacunas. Trabajar con múltiples proveedores es una práctica estándar de la cadena de suministro. Reduce la dependencia de una sola fuente y también permite a los clientes hacer pedidos basados en una demanda superior a la que puede satisfacer un solo proveedor.

La Comisión Europea ha estado negociando intensamente para crear una cartera diversificada de vacunas para los ciudadanos de la UE a precios justos. Se han celebrado contratos con seis prometedores desarrolladores de vacunas para asegurar una cartera de más de 2.600 millones de dosis. Existe una indecisión generalizada sobre la adopción del Sputnik V dentro de Europa, pero Rusia tiene una presencia cada vez mayor en el mercado de las vacunas.

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Decisiones complejas

La Sputnik V todavía está en revisión por la Agencia Europea de Medicamentos. A nivel mundial, 57 países han autorizado su uso, lo que plantea dudas sobre cuándo estará disponible en la UE. Por el momento no hay suficientes dosis de otras vacunas disponibles en la UE para satisfacer la demanda, por lo que el deseo de nuevas opciones es importante.

La UE a menudo tiene dificultades para encontrar una voz unificada sobre Rusia, ya que las actitudes hacia el país y las relaciones históricas con él son muy diversas en toda Europa. En cuanto al asunto del Sputnik V, cada vez hay más llamamientos a un pragmatismo cauteloso. Pero se trata de un asunto muy político. El primer ministro de Eslovaquia, Igor Matović, dimitió formalmente en medio de un escándalo político provocado por un acuerdo secreto para comprar dosis de Sputnik V.

Los Estados miembros de la UE pueden llegar a acuerdos por separado con los fabricantes de vacunas que no hayan firmado acuerdos con la UE. Austria, Hungría y Eslovaquia han pedido Sputnik V, pero solo Hungría lo ha desarrollado hasta la fecha.

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Hungría es el único país europeo que ha desplegado el Sputnik V. Zoltan Balogh/EPA

La República Checa, Alemania y Austria están tratando de conseguir suministros de la vacuna, pero han insistido en que solo se utilizará cuando la Agencia Europea de Medicamentos dé el visto bueno. Al igual que con otras vacunas, es poco probable que las entregas sean inmediatas.

Impacto global

La pandemia de la covid-19 es un reto global que requiere soluciones globales. Todos los países que han desarrollado y están produciendo vacunas están ejerciendo un considerable poder blando. Los debates sobre el nacionalismo vacunal y la diplomacia vacunal a menudo eclipsan la necesidad de cooperación internacional.

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Al igual que con otras vacunas, la capacidad de producción de Sputnik V se está ampliando en todo el mundo, la última en sumarse a la lista de productores ha sido Corea del Sur. Los países la están produciendo para sus mercados nacionales, además de depender de las importaciones de Rusia. Como la producción ha sido hasta ahora un importante cuello de botella para otras vacunas, esto añade una capacidad muy necesaria.

Las consideraciones de eficacia frente a las variantes, el coste y la disponibilidad serán cruciales, y una gama más amplia de vacunas desplegadas puede ser muy beneficiosa.

Considerar todas las opciones disponibles es un enfoque sensato dados los contratiempos en los riesgos de las vacunas, el suministro y los retrasos en la aprobación que hemos visto hasta la fecha. Considerar estratégicamente una amplia gama de candidatos a vacunas es digno de elogio. Hay que actuar con la debida diligencia. En última instancia, la transparencia de este proceso fomentará la confianza del público.