¿Por qué existen diferentes vacunas contra la gripe?
Mª África González Fernández, Universidade de Vigo
Muchos de nosotros hemos pasado alguna vez por episodios repentinos de malestar, cansancio, dolor muscular, fiebre y dolor de cabeza. Tras una o dos semanas, sin embargo, nos encontramos mejor y el problema desaparece.
Estos indicios pueden ser consecuencia de la gripe, enfermedad producida por un virus muy cambiante, estacional y que suele afectar en épocas de frío. Los síntomas fueron ya descritos por el famoso Hipócrates hace 2400 años.
¿Qué virus produce la gripe?
El virus causante de la gripe se conoce como influenza, de la familia de los Orthomyxoviridae. Tiene un contenido génico de ácido ribonucleico (ARN) y una envoltura lipídica con las proteínas Hemaglutinina y Neuraminidasa. Se conocen varias cepas, aunque las más comunes son las A, la B y la C.
La tipo A tienen una gran capacidad de cambiar su secuencia (mutación). Además, puede recombinar entre virus que afectan a distintos animales (cerdos, aves y humanos).
En situaciones donde hay gran cercanía entre ellos, el cerdo puede infectarse de varios de estos virus (aviar, humano y cerdo), y crear un nuevo virus que es mezcla de varios. Este puede infectar al hombre y producir una pandemia.
Desde que se tiene constancia histórica y desde, al menos, el año 1500, se han descrito más de 30 pandemias. La más letal fue la de 1918, llamada gripe española, que mató en dos años entre 40 y 100 millones de personas en todo el mundo.
En realidad, esta no comenzó en España, pero al no encontrarse el país en la contienda de la Primera Guerra Mundial, fue la primera en informar de contagios por esta gripe.
Desde entonces, ha habido más pandemias. Por ejemplo, la gripe asiática, en 1957, o la de Hong Kong, en 1968. La más reciente, en 2009 y denominada gripe A, fue producida por el virus H1N1, la recombinación de dos virus de la gripe porcina, uno de la aviar y otro de la humana.
La cepa de tipo B también suele mutar con frecuencia, pero suelen ser mutaciones puntuales. Es más estable y suele cambiar cada 4 o 5 años. Por último, la cepa C, produce una infección mucho más leve.
¿Cómo me protejo de la gripe?
El virus de la gripe se transmite por vía aérea a partir de una persona infectada a otra. No hay medicamentos que curen la enfermedad, solo disminuyen los síntomas. Ahora bien, sí existen vacunas que previenen que nos infectemos y, por tanto, disminuyen su mortalidad y secuelas.
¿Cómo se hace la vacuna de la gripe?
Para hacer la vacuna, primero hay que conocer qué cepas están circulando. De ello se encargan determinados centros que colaboran con la Organización Mundial de la Salud (OMS) y más de 120 instituciones en 99 países.
Ante casos sospechosos de gripe, se toman muestras de pacientes y se remiten para secuenciar el virus. De esta forma, se hace un control continuo de los tipos de cepas que están circulando (por hemisferios norte y sur) y también si aparecen nuevas variantes.
En base a estos datos y con las cepas de los virus que se han encontrado, se prepara la vacuna. Dado que el virus de la gripe presenta gran variabilidad, esta debe ser modificada prácticamente cada año. La mayoría de las que se comercializan emplean virus inactivados (muertos).
Vacunas para la campaña 2020-2021
Las vacunas frente a la gripe se han hecho tradicionalmente utilizando tres cepas (trivalente): dos del tipo A y una de B.
Sin embargo, se ha visto que actualmente son cuatro las cepas que están circulado, por eso las vacunas preparadas y autorizadas para el curso 2020-2021 son tetravalentes:
- La IIV4 contiene 4 cepas (dos de A y dos de B) y la hay de varias casas comerciales. Todas ellas incluyen la dosis convencional o estándar y están indicadas para menores de 65 años. Ahora bien, dependiendo del tipo de vacuna, la edad de inicio puede variar.
- En la vacuna HD-IIV4 se incluyen las mismas cuatro cepas, pero en una dosis mayor (cuatro veces más). Esta vez, está indicada para mayores de 65 años.
- La allV4 (con adyuvante MF59) tiene un ingrediente añadido que incrementa la respuesta inmunitaria. Está aprobada para mayores de 65 años.
- La cepa de la vacuna ccllV4, otra de las que se están utilizando, crece en cultivos celulares, no en huevos de pollo. Es así ya que se destina a personas con alergia severa al huevo.
- La vacuna RIV4 (recombinante hemaglutinina) es para mayores de 18 años.
- Por último, la LAIV4 (intranasal), emplea virus atenuado. Se utiliza para pacientes de un rango de edad de entre 2 y 49 años.
Esto no quiere decir que no sigan existiendo vacunas trivalentes, como la HD-IIV3, la allV3 o la LAIV3. Sin embargo, estas están siendo sustituidas por las anteriores.
¿Qué cepas contienen las vacunas?
- A/Guangdong-Maonan/SWL1536/2019 (H1N1)pdm09-like virus,
- A/Hong Kong/2671/2019 (H3N2)-like virus,
- B/Washington/02/2019 (Victoria lineage)-like virus
- B/Phuket/3073/2013 (Yamagata lineage)-like virus (esta es la cepa nueva que no está incluida en la trivalente)
Las basadas en cultivo celular inactivado (ccIIV4) y recombinante (RIV4), tienen las mismas cepas, excepto la primera A que es la A/Hawaii/70/2019 (H1N1) pdm09-like virus,.
¿Cómo se decide a quién se le administra una u otra vacuna? ¿De qué depende?
El cómo y a quién se administra una vacuna dependerá sobre todo de la edad de la persona. Los ancianos responden peor a nuevos patógenos, es decir, se infectan más y de forma más grave. Además, su respuesta inmunitaria no es tan potente frente a las nuevas vacunas, debido a la inmunosenescencia.
Para evitar este problema, hay dos estrategias dirigidas a los pacientes mayores de 65 años: o bien vacunar con más dosis (cuatro veces más, como la HD-IIV4) o utilizar elementos que potencien la respuesta inmunitaria, los adyuvantes (como en la allV4). Para menores de 65, se emplean vacunas con dosis estándar.
Existen otras situaciones que también condicionan el tipo de vacuna a emplear. Por ejemplo, en aquellas personas con historia previa de reacciones alérgicas severas al huevo, hay vacunas alternativas (como la recombinante RIV4 o la que emplea células ccIIV4).
Con respecto a la intranasal (LAIV4), tiene contraindicaciones: no se puede emplear en personas que carecen de bazo, que presentan alteración de la barrera hematoencefálica o que tienen alguna inmunodeficiencia.