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Regresa el letal virus Nipah: ¿qué peligro representa?

Kateryna Kon/Shutterstock

Raúl Rivas González, Universidad de Salamanca

Un nuevo brote del letal virus Nipah, registrado en el estado indio de Kerala, ha hecho saltar las alarmas. Hasta la fecha hay seis casos confirmados, de los cuales cuatro están bajo tratamiento y dos han fallecido. Las autoridades sanitarias han podido establecer el punto de contacto de la última persona infectada, un hombre de 39 años que estaba en el mismo hospital privado donde la primera víctima del virus (otro varón de 47 años) había buscado tratamiento antes de morir el 30 de agosto de 2023.

India ha sido testigo de al menos cinco brotes de virus Nipah desde 2001, uno en Bengala Occidental y cuatro en Kerala. El gobierno de este país está trabajando para evaluar las medidas preventivas para abordar el brote y ha elaborado una lista con los nombres de 1 080 personas que han podido tener contacto con los afectados. De ellas, 297 están en la categoría de “alto riesgo”.

De momento, las autoridades han puesto en marcha pruebas masivas para detener la propagación del virus, han restringido las reuniones públicas y han cerrado escuelas, oficinas y el transporte público. En el brote registrado también en el estado de Kerala en 2018, de 19 personas infectadas, tan solo dos sobrevivieron.

Un virus extremadamente peligroso

El virus Nipah es un patógeno zoonótico emergente que pertenece al género Henipavirus y a la familia Paramyxoviridae y que causa encefalitis febril grave. Tiene ARN monocatenario (de cadena sencilla) de polaridad negativa. Debido a su tiempo de generación extremadamente corto y a su evolución más rápida, los virus ARN muestran una mayor probabilidad de infección de nuevas especies hospedadoras. Son considerados uno de los principales factores responsables de entre el 25 y el 44 % de las enfermedades infecciosas emergentes recientes.

Las infecciones con el virus Nipah fueron descritas por primera vez durante los brotes epidémicos que afectaron a criadores de cerdos de Malasia y Singapur entre 1998 y 1999. Este episodio no solo provocó casi 300 casos y más de 100 muertes en humanos, sino que también generó un impacto económico sustancial, ya que hubo que sacrificar más de un millón de cerdos para ayudar a controlar el brote. El nombre del virus proviene de Sungai Nipah, un pueblo de la península de Malasia donde vivían los criadores de cerdos que enfermaron de encefalitis.

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El índice de casos mortales en los diversos brotes registrados hasta la fecha ha variado del 33 % hasta aproximadamente el 75 %, por lo que nos enfrentamos a un virus muy peligroso. Además, se estima que el 25 % de los supervivientes padece deficiencias neurológicas residuales.

Aunque algunos casos de infección por virus Nipah pueden ser asintomáticos o leves, la mayoría de los infectados experimentan dos síndromes clínicos principales: la encefalitis y una afectación predominantemente respiratoria, ambos con alta mortalidad. Los síntomas iniciales son similares a los de la gripe, con fiebre alta, dolor de cabeza y mialgia. Algunos pacientes presentan somnolencia, desorientación y convulsiones. Muchos entran en coma.

¿Cómo se transmite?

Los murciélagos frugívoros del género Pteropus, los llamados zorros voladores, son los reservorios principales del virus y pueden transmitir el patógeno a través de los excrementos y de la saliva. La transmisión puede ocurrir de murciélagos a humanos o a través de cerdos, que son los huéspedes intermediarios, pero también de humano a humano. La propagación entre personas genera preocupación sobre la posibilidad de que el virus Nipah sea capaz de causar una nueva pandemia mundial.

Existen tres vías de transmisión principales: el consumo de alimentos contaminados, el contacto con fluidos corporales humanos o animales infectados y la exposición a gotitas o aerosoles. La forma habitual de contagio en personas es mediante el consumo de alimentos contaminados que han estado expuestos a los murciélagos o por contacto directo con animales domésticos infectados –en particular cerdos–, probablemente a través de las membranas mucosas.

Bebidas contaminadas

Una de las fuentes más probables de infección en los brotes que han ocurrido en Bangladesh (donde el patógeno fue reconocido por primera vez en 2001) y en la India es el consumo de jugo de palmera datilera, muy popular en varios países asiáticos.

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Por desgracia, también es muy apreciado por los murciélagos frugívoros que por la noche sobrevuelan las plantaciones lamiendo la savia derramada por las palmeras y que los oriundos recolectan a través de un cuenco sujeto al tronco. Asimismo es probable que estos animales orinen o defequen cerca del cuenco. Cada día, a primera hora de la mañana, los vendedores locales comienzan a mercadear con el jugo fresco y sin pasteurizar, provocando sin querer un potencial brote de virus Nipah.

En los once brotes que surgieron en Bangladesh entre 2001 y 2011, 196 personas fueron infectadas, de las cuales 150 murieron. Este año, desde el 4 de enero hasta el 13 de febrero, fueron notificados once casos, incluidas ocho muertes en dos distritos de Bangladesh. Eso supone una tasa de letalidad del 73 %.

En el punto de mira

Hoy en día, el virus Nipah es una amenaza preocupante y por ello ha sido clasificado como patógeno de Grupo de Riesgo 4/ BSL4, el más alto que existe.

Además, ha sido incluido por la Organización Mundial de la Salud en el plan de investigación y desarrollo que identifica enfermedades y patógenos que pueden causar una emergencia de salud pública y carecen de tratamientos y vacunas efectivos. En la actualidad, dichos tratamientos están limitados a cuidados de apoyo, incluido el descanso, la hidratación y el manejo de los síntomas a medida que aparecen.

En las áreas dónde el patógeno está presente y ha habido brotes recientes, la gente debería tener en cuenta, entre otras, las siguientes medidas preventivas: lavarse las manos regularmente con agua y jabón; evitar el contacto con murciélagos o cerdos enfermos; eludir las áreas donde descansan o están activos los murciélagos; evitar el contacto con la sangre o los fluidos corporales de cualquier persona que pueda estar infectada con el virus o que haya tenido contacto con una persona infectada; y no comer o beber productos que puedan estar contaminados por murciélagos, como savia cruda de palmera datilera, fruta cruda o fruta que está en el suelo.

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Tratamientos y vacunas en marcha

Por fortuna, existen tratamientos en desarrollo y en evaluación que pueden resultar útiles para combatir las infecciones por el virus Nipah. Uno de ellos es el anticuerpo monoclonal humano M 102.4, que ha completado los ensayos clínicos de fase 1 y ha sido utilizado con carácter compasivo (autorizado de modo excepcional), ya que ha demostrado resultados positivos.

Por su parte, el fármaco antiviral Remdesivir se ha revelado eficaz en primates no humanos cuando ha sido administrado como profilaxis post-exposición y puede ser complementario a los tratamientos inmunoterapéuticos.

También hay varias vacunas en desarrollo. En un ensayo realizado con monos verdes africanos, una vacuna basada en el vector ChAdOx1, el mismo que utilizó la vacuna de AstraZeneca contra la covid-19, generó una fuerte respuesta humoral y celular en los simios a partir de los catorce días posteriores a la vacunación inicial.

Además, otra vacuna experimental contra el virus Nipah, la mRNA-1215, que está basada en ARNm, está siendo probada, con buenas expectativas, en adultos sanos de entre 18 y 60 años.

Y por último, están en marcha ensayos con una vacuna vectorial viva, atenuada y recombinante del virus de la estomatitis vesicular PHV02. Además, el Centro Internacional para la Investigación de Enfermedades Diarreicas en Bangladesh también está estudiando a unos 50 sobrevivientes del virus Nipah para comprender mejor la respuesta del organismo al virus y apoyar el desarrollo de vacunas.

Teniendo en cuenta las herramientas actuales, es posible que pronto tengamos estrategias eficaces para luchar contra el virus Nipah.

Raúl Rivas González, Catedrático de Microbiología. Miembro de la Sociedad Española de Microbiología., Universidad de Salamanca