Los idiomas del futuro: ¿Qué segunda lengua extranjera estudiar?
Marta Garrote Salazar, Universidad Autónoma de Madrid
Una lengua extranjera es aquella, distinta de la lengua materna, que se aprende en un contexto académico (formal) dentro de una comunidad en la que dicha lengua no se usa como medio de comunicación.
A diferencia de una lengua extranjera, una segunda lengua se puede aprender en un contexto formal o informal, y es empleada como medio de comunicación por todos o parte de los integrantes de la comunidad en la que se aprende.
Por ejemplo, el inglés aprendido en España sería una lengua extranjera, mientras que si esta lengua se aprende en un país de habla inglesa, se consideraría una segunda lengua.
Durante las últimas dos décadas, de manera más evidente, se ha producido un auge del estudio de lenguas extranjeras. La globalización en términos tanto sociales como económicos, unida al enorme desarrollo de las tecnologías de la información y comunicación (TIC), han supuesto un incremento en el interés por la enseñanza y el aprendizaje de lenguas extranjeras, ya que la comunicación internacional es una práctica diaria.
Aprender más de una
Los gobiernos y las organizaciones internacionales promueven el aprendizaje de lenguas, haciendo especial hincapié en el inglés como lengua franca. El Consejo de Europa, dentro de su Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas (MCER), fomenta el aprendizaje de más de una lengua extranjera con la finalidad de facilitar la movilidad educativa, cultural, científica y comercial entre los países miembros de la Unión Europea (y más allá de las fronteras de estos).
Una lengua extranjera se puede aprender por diversos motivos, desde los puramente culturales (el gusto por el conocimiento de otra lengua y su cultura) hasta los más pragmáticos (conseguir un mejor puesto de trabajo). Estos últimos motivos prácticos son los que hacen preguntarse a padres y alumnos qué segunda lengua extranjera será más útil aprender (entendiendo que la primera es el inglés, por su supremacía como lengua vehicular).
Las más habladas del mundo
En la base de datos Ethnologue, pública mediante su sitio web, se pueden encontrar datos y estadísticas fiables sobre las diferentes lenguas que se hablan en todo el mundo. De acuerdo con Ethnologue, el inglés es la tercera más hablada por número de hablantes.
En la actualidad, hay más de mil millones de angloparlantes, de los cuales cerca de cuatrocientos millones serían hablantes nativos y algo más de setecientos millones utilizan el inglés como segunda lengua o lengua extranjera.
Las cinco primeras lenguas en la clasificación de Ethnologue (según número de hablantes nativos) son, en este orden:
- Chino.
- Español.
- Inglés.
- Hindi.
- Árabe.
–seguidas del bengalí, portugués, ruso, japonés y lahnda–.
Ni el alemán ni el francés
Lenguas extranjeras tan habituales en las aulas españolas como el francés o el alemán se sitúan en los puestos 16 y 17, con algo más de 77 y 76 millones de hablantes nativos respectivamente.
Estos datos sobre las lenguas más habladas en el mundo nos dan una primera posible respuesta a la pregunta sobre qué segunda lengua extranjera aprender desde un punto de vista práctico. No obstante, esta clasificación según su número de hablantes no nos aporta toda la información necesaria para tomar una decisión.
Las más poderosas del mundo
Es necesario tener en cuenta otros factores, además del estrictamente lingüístico, para analizar el poder (y, por lo tanto, la utilidad práctica) a nivel mundial de una lengua.
El Power Language Index (PLI) presenta una clasificación de las lenguas más poderosas del mundo basándose en las oportunidades que ofrece el dominio de dichas lenguas en relación con el turismo, la economía, la comunicación, el conocimiento y su difusión y las relaciones diplomáticas.
Según el PLI, estas son las lenguas más poderosas del mundo:
- Inglés.
- Mandarín.
- Francés.
- Español.
- Árabe.
- Ruso.
- Alemán.
- Japonés.
- Portugués.
- Hindi.
Estos datos aportan más luz para responder a la pregunta “¿Qué segunda lengua extranjera estudiar?”.
Si damos por hecho que el inglés será, en la mayoría de casos, la primera lengua extranjera de los niños y adolescentes españoles, lo más ventajoso, al menos desde un punto de vista funcional, será que estos opten por el chino mandarín, el francés o el árabe como segunda lengua extranjera, aunque cualquiera de las lenguas del ranking del PLI son una opción beneficiosa.
Sugerencias según la finalidad del aprendizaje
El aprendizaje de lenguas extranjeras, sean estas cuales sean, siempre es culturalmente enriquecedor. Sin embargo, si nuestros intereses son meramente prácticos, entendiendo estos como laborales y económicos, entonces debemos seleccionar la lengua que queremos aprender atendiendo a su proyección mundial.
A mediados de 2018 se publicó el último Eurobarómetro Flash, un cuestionario sobre las experiencias de movilidad y el conocimiento de lenguas de más de 8.000 jóvenes de 15 a 30 años. Según los datos en él recogidos, y entendiendo que el inglés es la primera lengua extranjera, los jóvenes españoles eligen el francés (22%) como segunda lengua extranjera que desearían mejorar, y como lengua extranjera que querrían aprender de cero, el alemán (35 %).
Estas preferencias están en consonancia con el PIL. No obstante, las lenguas que se encuentran en las dos clasificaciones, tanto en la de las diez lenguas con mayor número de hablantes como en la de las diez lenguas más poderosas del mundo, son: el inglés, el mandarín, el español, el árabe, el ruso, el japonés, el portugués y el hindi.
La utilidad del mandarín y el árabe
Precisamente, el francés y el alemán (junto con el bengalí y el lahnda) son las únicas lenguas que no coinciden en ambas listas. Por lo tanto, podríamos concluir que dos de las lenguas candidatas a ser las más útiles como segundas lenguas extranjeras (aparte del inglés) para hispanohablantes son el chino mandarín y el árabe.
En los intercambios comerciales no es suficiente conocer una lengua franca con la que comunicarnos (inglés), sino que también es importante dominar la lengua nativa y, por extensión, conocer su cultura, lo que puede significar una diferencia sustancial en las negociaciones.
Además, el hecho de conocer la lengua nativa se considerará un gesto de deferencia y respeto, lo que incrementará las posibilidades de llegar a un acuerdo.
Si la finalidad no es realizar un intercambio comercial, sino desarrollar la actividad profesional en un país extranjero, entonces una lengua franca tampoco es la solución ya que, en la mayoría de los casos, será necesario conocer la lengua nativa para ser contratado y desarrollar plenamente las funciones propias del puesto de trabajo.
Cuanto antes, mejor
En relación con cuál es el mejor momento para empezar a aprender una lengua extranjera, la respuesta es que cuanto antes mejor, para alcanzar una competencia comunicativa eficiente, especialmente en aquellos casos en los que un sistema de escritura diferente implicará más años de estudio de la lengua.