Economía 2025: Trump, apagón, IA, labubu, innovación y emprendimiento, las palabras del año

Elba Astorga, The Conversation
La Fundéu acaba de elegir la palabra del año en español: aranceles. Que, casualmente, es también la palabra favorita del presidente estadounidense Donald Trump. ¡Y tanto! De hecho, ha sido él quien la ha puesto en el debate luego de décadas de libre comercio.
Nosotros, para nuestro resumen anual de contenidos económicos de alcance global quizás prefiramos partir, más que de una palabra, de un nombre: el del citado Trump, el 47.º presidente de los Estados Unidos que, durante el primer año de su segundo mandato, ha alterado el orden económico mundial con la imposición de aranceles universales.
Cuando Trump fue reelegido presidente, en noviembre de 2024, ya flotaba en el aire el tema de los aranceles. Se sabía que los utilizaría para atacar a China y México, su vecino del sur y compañero comercial junto a Canadá en el Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC), esperaba más gravámenes, controles e intervencionismo.
El 2 de abril se celebró en los jardines de la Casa Blanca el “Día de la Liberación”: Trump presentó los aranceles a aplicar a “todos los socios desleales” que, en sus palabras, durante décadas causaron el gigantesco déficit comercial estadounidense y “robaron un sinfín de puestos de trabajo americanos”.
Con esta medida, el presidente estadounidense ponía fin a la política de libre comercio que desde finales de la Segunda Guerra Mundial había sido bandera del liderazgo estadounidense.
Un repaso histórico de los efectos del proteccionismo y la imposición de aranceles muestra que su aplicación provoca un incremento en los precios para los consumidores, la destrucción de empleo y la reducción del crecimiento económico global por la caída del comercio internacional.
Apagón ibérico: el evento económico del año en España
El lunes 28 de abril cerca de las 12.30 se produjo un apagón generalizado en el territorio español. Esta caída energética mantuvo en vilo a ciudadanos e instituciones e hizo que nos interesáramos en el diseño del sistema eléctrico del país.
Inician la cadena las empresas generadoras de energía, de allí pasan a las transportistas, que las llevan a través de redes de alta tensión a las distribuidoras, que la transmiten desde las subestaciones eléctricas hasta el punto de consumo, y, finalmente, participan las empresas comercializadoras, que venden y facturan al consumidor final la electricidad comprada en el mercado mayorista.
En este mercado confluye la electricidad generada a partir de distintas fuentes de energía y con distintas tecnologías y costes de producción: nuclear, renovables, combustibles fósiles.
De este evento se aprendió la lección de que mantener el equilibrio en todas las fases del sistema eléctrico es un asunto complejo y delicado, y que la digitalización y tecnologización de la sociedad no para de generar una mayor demanda de energía y obliga a garantizar la seguridad del suministro eléctrico.
Esta necesidad puede vuelve a poner sobre la mesa el uso de la energía nuclear, que es estable y continua. Aunque también, no lo olvidemos, implica riesgos de contaminación de largo plazo.
Sociedad tecnológica: IA, chips y burbujas
A principios de 2025 China ganó a EE. UU. una importante batalla en su particular guerra tecnológica: sin el acceso a los chips de Nvidia, la empresa china DeepSeek fue capaz de desarrollar una IA veloz y potente con menos recursos que sus competidores.
Más allá de la euforia tecnológica, vale recordar que las grandes disrupciones tienen dos grandes fases: instalación y despliegue. La primera, rápida y frenética, suele generar una burbuja (como la de las compañías “puntocom” en los primeros 2000) que acaba estallando. A principios de este año, ya los analistas se preguntaban si la de los microchips sería una posible nueva burbuja tecnológica.
Lo cierto es que el mercado ha mantenido su senda imparable durante todo 2025: las acciones de Nvidia han multiplicado su valor por 13 desde principios de 2023 (y en Wall Street creen que todavía puede seguir subiendo). Este crecimiento ha venido dado por factores como el propio crecimiento de las nuevas tecnologías y los bajos tipos de interés, que hacen que los inversores busquen opciones más rentables que los mercados.
La cuestión es que, tras un crecimiento desmesurado del mercado suele venir una corrección de los precios (que puede ser suave o violenta) cuando un número suficiente de inversores se da cuenta de que muchos activos están sobrevalorados.
De modas, labubus y lujo
Un proceso similar al de los microchips se ha vivido en el sector de la moda, el lujo y las tendencias con los muñecos labubus que, de productos para frikis, se han convertido objeto de deseo para fashionistas. Nacidos como rareza en 2015, en 2025 explotaron como moda. El gran ganador de esta jugada es Wang Ning, dueño de Pop Mart, la empresa creadora de estos muñecos de dientes afilados, que ha visto crecer su patrimonio en 20 mil millones de dólares.
En el sector del lujo, el año comenzó con cierta preocupación: se observaba cierto desgaste luego de las subidas fulgurantes en los últimos años. Por una parte, se habló del debilitamiento de las economías asiáticas, grandes motores del sector. Pero también del efecto TikTok ante la proliferación de vídeos en los que se ponía en entredicho la relación entre calidad y precio en el sector del lujo.
Entra aquí en juego, tanto al hablar de lujo como de muñecos estrafalarios, la importancia del valor intangible, que no se ve pero que sí se siente, y en el que entran en juego cuestiones como la marca, su historia, su origen, sus valores o su estética. Este valor puede hacer que un producto sea deseado aunque sus atributos tangibles (estética o calidad, por ejemplo) no sean extraordinarios.
Nobel 2025: desarrollo económico y creatividad
El 13 de octubre, el Banco de Suecia anunció la concesión del premio Nobel de Economía a Joel Mokyr y a Philippe Aghion y Peter Howitt por explicar el crecimiento económico impulsado por la innovación.
Por una parte, Mokyr es un profesor de historia económica que durante años ha estudiado las circunstancias que hicieron posible la Revolución Industrial: qué ocurrió, por qué en Inglaterra y por qué en ese momento. Él sostiene que el verdadero motor del desarrollo no fueron las máquinas sino la curiosidad, las ideas y la confianza en el progreso.
Por la otra, Aghion y Howitt han descrito en sus trabajos cómo la innovación abre espacio al progreso. Ambos son discípulos de J. A. Schumpeter (impulsor de la idea de destrucción creativa, en la que no se trata de destruir sino de dejar morir lo que ya no sirve para que surja algo nuevo y mejor). Aghion defiende que las economías que premian la innovación y sus riesgos son las más dinámicas, mientras que Howitt ha mostrado cómo ese apoyo a la innovación se transforma en bienestar a largo plazo.
Este Nobel refuerza la idea de que se debe apoyar e impulsar el emprendimiento.
Para emprender hacen falta creatividad, experiencia y riesgo
El emprendimiento necesita de un equilibrio óptimo (que a veces viene marcado por la edad) entre creatividad (para generar ideas innovadoras), experiencia considerable (para tomar decisiones fudamentadas) y tolerancia al riesgo (para asumir los desafíos de emprender).
También juegan un papel los estereotipos sociales y el género: en la mayoría de las sociedades, el emprendimiento se asocia con la expresión de características tipificadas como masculinas (competitividad, agresividad, riesgo). Esto influye en la predisposición inicial a emprender pero luego, más allá del interés inicial, los hombres tienen una probabilidad significativamente mayor que las mujeres de actuar para crear la empresa.
Las ideas de negocio de los emprendedores suelen necesitar financiación externa. Y un factor esencial para conseguirla es saber vender sus ideas a los potenciales inversores. Las emociones mostradas por los emprendedores al comunicar sus proyectos influyen en la decisión de los inversores.
Cuando se trata de micromecenazgo (crowdfunding) son dos los factores que entran en juego: además de lo que cuenta el emprendedor de su proyecto (y cómo lo cuenta), los microinversores están atentos a las señales de los inversores más experimentados y copian su comportamiento de inversión.
Esperemos que en el nuevo año las noticias en torno a aranceles y guerras comerciales sean más tranquilizadoras de lo que han sido en 2025. Y que campen la creatividad y la innovación como factores de impulso del desarrollo económico de los países.
¡Feliz 2026!
Elba Astorga, Editora de Economía, The Conversation
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.