¿Hacia dónde va el empleo en España?
Vanessa Izquierdo, Universidad Nebrija
Las consecuencias de la pandemia de la covid-19 en la vida de las personas, en sus relaciones, sus familias y en la forma en que afrontan los problemas están siendo indudables.
Ha pasado un año desde la primera ola de contagios y el primer confinamiento, de las primeras noticias que nos dejaban perplejos a todos. Parece incluso que nos hemos olvidado de las viejas costumbres y realidades anteriores a 2020. En el mercado de trabajo sucede algo similar.
En 2019 España tenía una tasa de paro del 13,7% frente al 7,4% de la media europea. Según diversos estudios, este año podría acabar con unas cifras de desempleo cercanas al 18%, frente al 10% de los países de nuestro entorno. Con esas previsiones se estaría volviendo a niveles de 2010 y 2011, que ya parecían olvidadas y que rondaron el 20%, algo realmente insoportable para cualquier país.
Además, la pandemia ha acelerado, o va a acelerar, la desigualdad y ciertas brechas en el mercado laboral español que parecían estarse reduciendo pero que ahora están aflorando de forma abrupta como efecto colateral de la perdida de empleos y del cese de la actividad de miles de autónomos.
Según un estudio reciente de la consultora McKinsey sobre las perspectivas para la economía española, la covid-19 va a potenciar unas macrotendencias en el mundo pospandemia centradas en siete ejes:
- La digitalización (incluido el boom del consumo online).
- El cambio en las formas de trabajo (con la adopción del trabajo en remoto).
- La sostenibilidad (y la mayor concienciación del impacto del cambio climático).
- La reducción del riesgo de la cadena de valor (deslocalizaciones).
- La salud, la higiene y la seguridad en el trabajo (con nuevos estándares).
- La educación (necesidad de la recualificación continúa de los profesionales).
- La movilidad (nuevos hábitos de los consumidores).
Coincido con todos ellos, pero quiero añadir un octavo eje que considero de gran impacto en el ámbito laboral: una mayor intervención estatal (incluida una mayor regulación del mercado de trabajo) en todos los ámbitos, para conseguir amortiguar los devastadores efectos de esta crisis sanitaria, social y económica.
En este sentido, y en contraposición con el laisser faire de épocas anteriores, en el mundo pospandemia la agenda política va a cobrar gran importancia. El impacto de las políticas públicas, cada vez más polarizadas, va a ser determinante para una recuperación más rápida… o no.
Legislar para mejorar el mercado de trabajo
En el área de la normativa laboral, epicentro y motor del progreso empresarial, las decisiones que se tomen a partir de ahora van a importar (y van a importar mucho). Este no es momento de detallar cambios concretos pero sí de señalar que, en un mercado de trabajo cambiante, se deben impulsar medidas de mejora del empleo en base a cuatro apoyos fundamentales:
- Consenso.
- Simplificación.
- Innovación.
- Flexibilidad.
Poner el acento solo en un cambio normativo, sin abarcar estos cuatro pilares, en la situación actual es como poner solo una columna en un edificio. No hay equilibrio y se acaba viniendo al suelo.
Bajo esas premisas, se podrán articular reformas para mejorar e impulsar el empleo, siendo prioritario:
- Simplificar y modernizar el sistema de contratación.
- Establecer un sistema de negociación colectiva adaptada a las nuevas realidades.
- Incentivar la productividad.
Todo esto permitiría vincular la productividad con los salarios y las jornadas, teniendo en cuenta las diferencias en competitividad y tamaño existentes entre las empresas de un mismo sector.
También habría que centrarse en el empleo juvenil, aplicando medidas que ya han sido instauradas en Alemania, Australia, Países Bajos y Reino Unido y que están resultando efectivas como:
- La formación dual.
- Las prácticas no laborales.
- La cualificación profesional.
- Los clubes de empleo juvenil.
Por otra parte, se deben desarrollar iniciativas legales para empresas de menor tamaño, que impulsen su crecimiento, tratando de eliminar obstáculos administrativos y laborales.
Legislar para recuperar puestos de trabajo
Se hace indispensable innovar en el ámbito de las políticas activas de empleo, que tienen un inmenso recorrido de mejora. En este sentido, los fondos de recuperación europeos que recibirá España deberían ser destinados, en el área del mercado laboral, prioritariamente a ello. La perdida de empleo tras la covid-19 ha sido tremenda y el mercado de trabajo debe recuperarse de forma rápida, como no sucedió en crisis económicas anteriores.
Estamos, por tanto, ante un punto de inflexión. Nunca es bueno acostumbrarse a una brecha laboral como la que tiene España respecto a los países de su entorno. Tampoco se puede renunciar a la posibilidad de recortar la brecha digital que existe con las empresas más innovadoras a nivel mundial. Y, por supuesto, es muy malo asumir que tenga que haber una gran brecha de derechos y deberes entre los trabajadores y empresarios de ahora y los del futuro. Simplemente, España no se puede permitir nada de esto.
El progreso no necesita de ideologías sino de reformas y resultados. Es hora de empezar a innovar en el ámbito laboral, donde cualquier país se juega mucho en lo económico pero también en lo social.