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Así se previene y se trata la hepatitis B

Shutterstock / Kateryna Kon

Ana Isabel Cobo Cuenca, Universidad de Castilla-La Mancha y Mónica Mª Romojaro Trenado, Universidad de Castilla-La Mancha

Pedro tiene 48 años y le acaban de diagnosticar Hepatitis B. La verdad es que está bastante asustado. Todavía recuerda cuando en 1996 se la diagnosticaron a su amigo Jorge. Lo que tuvo que sufrir con aquella cirrosis hepática…

El médico le ha dicho que actualmente hay tratamientos que, aunque se deben tomar de por vida, mejoran la calidad de vida y pueden prevenir complicaciones. Pero Pedro está hecho un mar de dudas.

Al protagonista de esta historia le vendría bien saber más cosas sobre su enfermedad. Como que la hepatitis B es una infección debida al pararetrovirus hepatotrópico que provoca una inflamación del hígado. Puede cursar de forma aguda o puede llegar a cronificarse. La hepatitis B crónica puede evolucionar de distintas maneras, desde asintomática hasta fibrosis hepática, cirrosis y cáncer hepatobiliar.

Retrato de la hepatitis B

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que existen en el mundo más de 250 millones de personas que padecen hepatitis B crónica. Pudiendo producir más de 650 000 muertes al año por las complicaciones generadas.

La tasa de incidencia varía según la zona geográfica, siendo las regiones de África y el Pacifico occidental las de mayor prevalencia. En España la tasa de incidencia de hepatitis B es de 0,84 casos por 100 000 habitantes. Suele darse más en hombres que en mujeres, siendo el de 35 a 44 años el grupo de edad más prevalente, seguido del de 45 a 54 años.

Dada la magnitud del problema, la OMS ha establecido una estrategia mundial cuyo objetivo es que el 90% de la población esté diagnosticada y tratada de la Hepatitis B antes del 2030.

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Todos los niños vacunados

A lo largo de los años, la incidencia de hepatitis B ha ido disminuyendo gracias a la eficacia y efectividad de las vacunas del VHB. Estas vacunas han sido incorporadas en el calendario vacunal en más del 91 % de los países miembros de la OMS.

En España se empezó a vacunar a los grupos de riesgo en 1982 y desde la década de los 90 se empezó a incorporarse al calendario vacunal en niños recién nacidos. Esta vacuna ya está incluida en todas las comunidades desde el año 2002.

Para poder prevenir la infección del virus de Hepatitis B es importante saber que se transmite por contacto con la sangre y fluidos corporales. Las principales vías de transmisión son las relaciones sexuales sin protección y el contagio por agujas. Otra vía de transmisión importante es la perinatal, por lo que es importante detectar si las mujeres embarazadas están contagiadas y cuál es su carga viral.

La principal medida de prevención es la vacunación. En España desde el año 2002 se vacuna a todos los recién nacidos. También, debe vacunarse a los grupos de riesgo que todavía no estén vacunados: profesionales sanitarios, personas drogodependientes de sustancias por vía parenteral, personas que practican sexo sin protección, inmigrantes de países endémicos, personas convivientes, personas que estén encarceladas, personas inmunodeprimidas…

Además de la vacunación, otras medidas de prevención a destacar son mantener relaciones sexuales con protección; no compartir jeringuillas, cuchillas de afeitar o cepillos de dientes; utilizar guantes si se va a estar en contacto con sangre o fluidos corporales; usar materiales desechables y estériles en consultas de podología, odontológica, centros de estética, centros de tatuajes o piercing…

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La importancia del diagnóstico precoz

La mayor parte de las personas que se infectan suelen cursar de manera asintomática, por lo que, además de las medidas preventivas anteriores, es importante hacer un diagnóstico precoz. Primero, para evitar que puedan contagiar la enfermedad. Y segundo, para que puedan ser tratados lo antes posible y así reducir las complicaciones.

Para saber si una persona está contagiada, se analiza una muestra de sangre para valorar si hay infección y si está activa o no. En el análisis se detecta la presencia de antígenos de superficie del virus de hepatitis B (HBsAg) y la presencia de anticuerpos contra el antígeno central del virus (anti-HBc) y anticuerpos contra el antígeno de superficie del virus de Hepatitis B (anti-HBs). En las personas vacunadas solo aparecerían anti-HBs.

Una vez alguien ha sido diagnosticado de Hepatitis B, se realizan distintas pruebas para conocer el estado o gravedad de la enfermedad. Comenzando con pruebas no invasivas como el análisis de parámetros hepáticos, elastografía transitoria o FibroScan y, si es preciso, pruebas invasivas como la biopsia.

Una de las primeras complicaciones es la fibrosis hepática crónica, que puede ser reversible si se administra una terapia antiviral. Esta complicación no tratada puede evolucionar en cirrosis hepática y cáncer hepatocelular.

El objetivo de los tratamientos es disminuir la replicación del virus o carga viral, mejorar la calidad del paciente y prevenir complicaciones.

En la actualidad existen distintos tratamientos que reducen la carga viral, como el interferón que se administra por vía subcutánea y los análogos nucleosídicos (AN).

En principio el tratamiento de elección son los análogos nucleosídicos, que se toman oralmente y producen menos efectos secundarios. Existen distintos AN, siendo el tenofovir y entecavir las primeras opciones terapéuticas, ya que no suelen producir resistencia, reducen al máximo la carga viral y disminuyen la fibrosis hepática. Además, ninguno de estos dos fármacos está sujeto a patente por lo que el tratamiento es mucho más barato. Para conocer si el tratamiento está siendo efectivo, se realizarán controles analíticos.

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Es importante que las personas con hepatitis conozcan la importancia de tomar diariamente el tratamiento. Asimismo deben cuidar la salud de su hígado evitando el consumo bebidas alcohólicas, ya que precipitan la aparición de fibrosis y hepatopatía. Y, por supuesto, hacer ejercicio diariamente y comer saludablemente.

Ana Isabel Cobo Cuenca, Profesora Contratada doctora en la Universidad de Castilla la Macha (UCLM). Grupo IMCU, Universidad de Castilla-La Mancha y Mónica Mª Romojaro Trenado, , Universidad de Castilla-La Mancha

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.