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Cómo detectar noticias falsas sobre ciencia y leerlas como los científicos

Doug Specht. Senior Lecturer in Media and Communications, University of Westminster

Julio Gimenez, Principal Lecturer, University of Westminster

Cuando las noticias falsas, la información errónea y las teorías alternativas abundan, la lectura de las noticias se torna todo un desafío. Existe mucha desinformación respecto a la pandemia de coronavirus, el cambio climático y otros temas científicos que circulan en las redes sociales. Las noticias, aun las que provienen de publicaciones conocidas, deben tomarse con precaución.

Últimamente hemos visto titulares que sugieren que las vacunas contra el coronavirus son inminentes. Al mismo tiempo los científicos tratan desesperadamente de controlar las expectativas: llevaría más de un año poder producir una vacuna apta para ser usada. Entonces, ¿cómo abordamos las noticias científicas de manera que podamos ver más allá de lo sensacionalista y descubrir la verdad?

En un estudio reciente cotejamos 520 investigaciones junto a los artículos periodísticos que las comunicaban. Nuestro propósito era rastrear la presentación de los conocimientos científicos en su recorrido desde su punto de origen hasta que alcanzaban al público en general a través de la prensa.

De esta manera comprobamos que el conocimiento científico a veces se reproduce, pero más a menudo se reinterpreta, y su significado suele perderse en el recorrido. Basados en los resultados de nuestro estudio, creemos que existen algunas estrategias que los lectores pueden aplicar para detectar cuándo se está comunicando información científica de una manera engañosa o errónea y poder así acceder a lo que la evidencia realmente muestra.

Cómo detectar noticias falsas sobre ciencia y leerlas como los científicos
Shutterstock/Lightfield Studios

Por medio de nuestra investigación, comprobamos que la transformación de contenidos se da de varios modos. El objetivo principal de un estudio a menudo es cambiado, de forma que se hacen conjeturas sobre cómo los resultados podrían afectar a la gente, aun en aquellos casos en que este no era el propósito de la investigación. Por ejemplo, frecuentemente se considera que las investigaciones con roedores tienen implicaciones para los seres humanos.

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De la misma manera, se cambia el lenguaje sumamente técnico, no solo por frases más comunes sino también por descripciones más evocativas y sensacionalistas. Se reemplazan gráficos y diagramas por imágenes que dan la impresión de que los artículos están más relacionados con los seres humanos, cuando no es el caso.

Un ejemplo que analizamos en detalle fue el de un artículo periodístico en el sitio web del Daily Mail de 2016 que mencionaba que los implantes cerebrales pronto podrían ayudarnos a desarrollar una visión nocturna de superhéroes.

Dicho artículo establecía que “científicos han usado implantes cerebrales para proveer a roedores de un ‘sexto sentido’ que les permite detectar y reaccionar a una fuente lumínica normalmente invisible.” Agregaba que este hallazgo “haría posible que el cerebro adulto se adapte a estas nuevas formas de interpretación de datos, haciendo de esta manera factible que los seres humanos desarrollen un sinnúmero de sentidos sobrehumanos.”

Una revelación realmente emocionante. Sin embargo, si este avance era tan impactante y revolucionario, ¿por qué tan pocos medios de comunicación le dieron cobertura?

La investigación en la que se basó la noticia fue publicada originalmente en el Journal of Neuroscience por un equipo de científicos del Centro Médico de la Universidad de Duke en los Estados Unidos. El trabajo exploraba cuán fácilmente se podría cambiar el procesamiento sensorial de roedores adultos con el implante de un dispositivo cerebral para enseñarles a identificar la ubicación de las fuentes de luz infrarroja. Asombrosamente, los roedores implantados aprendieron a hacerlo en menos de cuatro días.

Los científicos a cargo de la investigación sugerían que los resultados podrían tener implicaciones importantes para la ciencia básica y la medicina de rehabilitación. Pero el artículo del Daily Mail llevó esta sugerencia a otro nivel y lo interpretó como la posibilidad de brindarnos una cantidad de sentidos sobrehumanos.

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El experimento se había publicado con anterioridad en New Scientist, que aparentemente fue la fuente principal de información del artículo publicado en el Mail. El artículo en New Scientist, que efectivamente hacía referencia a roedores, afirmaba que la investigación preparaba el terreno para un cerebro humano aumentado y usó imágenes que representaban el control de la mente humana. Esto facilitó que el medio informara que la investigación era una iniciativa dirigida a darle a la gente poderes sobrehumanos.

Todo esto deja a los lectores en una posición en la que tienen que intentar dilucidar qué es correcto y qué no. Les exige que lean como un científico, aun sin el entrenamiento necesario.

Estrategias para leer como un científico

Basados en nuestra investigación, hemos compilado seis estrategias para ayudarle a hacer una lectura crítica de la información científica.

  1. Lo primero es ser conscientes de que la información importante en la fuente original puede ser reinterpretada, modificada y hasta ignorada, dependiendo de lo que entiende el periodista o de lo que opte por presentar. Esto recuerda al juego del “teléfono escacharrado”, en el que los jugadores pasan un mensaje susurrándolo unos a otros.
  2. Se debe tener cuidado especial ante afirmaciones asombrosas que puedan ser exageradas (como darle a la gente un “sexto sentido”). Las afirmaciones excepcionales requieren a su vez evidencia excepcional.
  3. Compruebe la precisión y la claridad de los detalles presentados en el artículo periodístico sobre una investigación. Aseverar que un experimento ha probado un hecho en particular es mucho más contundente que decir que sugiere que algo podría ocurrir en el futuro.
  4. Busque una referencia o vínculo a la fuente original en el artículo periodístico que está leyendo como los provistos en este texto. Si los hay, es probable que el periodista haya leído la investigación original y entienda qué dice y qué no.
  5. Trate de comprobar si los argumentos presentados en el artículo periodístico pertenecen a los científicos que realizaron la investigación o al periodista mismo. Esto puede implicar tener que buscar citas o, de ser necesario, hacer comparaciones con el artículo científico original.
  6. Fíjese si otros medios están publicando la misma noticia. Si un solo medio está cubriendo un “avance asombroso”, quizás sea el momento de actuar con un poco más de escepticismo.
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Estas estrategias le podrán ayudar a discernir en qué fuentes puede confiar y en cuáles no, y a detectar cuándo las noticias están siendo exageradas o mal interpretadas, aun cuando se trate de medios normalmente confiables.

Doug Specht, Senior Lecturer in Media and Communications, University of Westminster y Julio Gimenez, Principal Lecturer, University of Westminster

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